Hay un cernícalo… allí arriba;
Asechando el menú del almuerzo…
ahí en la mira,
A su tiempo… a su debido tiempo…
-Piensa:
Tranquilo, accionaré luego…
-Cuando calme el viento
Y cese la lluvia;
Se abran las nubes y se asome el solcito
y pueda volar despejado
al nido de mis pichoncitos…
Yo solo lo observo
¿Qué más puedo hacer?
Si deduzco, que tiene que cumplir
con el deber de alimentar a sus hijos?
Pero, ay de mí,
cuando observo al polluelo indefenso,
vecina víctima del cernícalo,
tan cercano a la muerte…
tan desdichada su suerte…
imposible la huida…
En qué problema me encuentro,
será mejor que me corra,
para no ser cómplice
de un homicidio por alimento…
Titubeo y espanto al polluelo,
Pa que se avispe
y se vaya al gallinero…
De pronto siento un zumbido
aleteando sobre mi cabeza,
¡es el cernícalo!
que con extrema fuerza
me eleva y me eleva…
gritando y volando voy…
siempre había fantaseado
recorrer en paracaídas …
¡Qué deliciosa sensación!...
ya no quiero decir mas cosas,
prefiero disfrutar este revuelo
sin siquiera pensar
qué resulte de todo esto:
pero las dudas aparecen
como relámpagos en tormenta;
¿ seré comestible de los cernícalos?
Aunque, si deja caer mis huesos,
serán las hormigas
quienes se sirvan de eso...
¿O será solo un escarmiento
para no volver a intervenir
el proceso de caza de un ave de rapiña?
Por ahora, no me importa el regreso
al punto de partida…
Me divertiré del vuelo….
¡ya me estoy divirtiendo
Uuuhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhaaaaaaaaaaa!