sábado, 1 de mayo de 2021

La teta izkierda

 

Algo extraño sucedía, una teta no podía ser más grande que la otra, pero sí, así mismo fue, la teta izquierda era más voluptuosa y por tanto más pesada, y es que día a día se iba desarrollando una dureza, un poroto, una piedra, no lo sé, una pelota, un algo, no le tomé mucha importancia…  No tenía ningún malestar, me picaba y me picaba y me rascaba la teta desesperadamente ya que la comezón siempre fue intensa. 

La experiencia de haber llevado nódulos en mi cuerpo y estar propenso a ello, me he decidido a escribirlo, porque en este momento me pica la teta, la izkierda.

Es probable que esto que escriba a nadie deba importarle, pues me da un poco igual, de todas maneras, lo escribiré, talvez para ser comentado en mis próximos Stan Up Comedy allá en mis sueños, quizás si quizás no. Quien sabe y quien no sabe.

Me pica la teta izkierda, desde que tengo 17 años, una situación incómoda, pues es difícil no reaccionar ante una insoportable picazón mamaria interna. A los 21 años y de acuerdo a los controles, el médico tocó la mama y revisó la ficha, después de una ecotomamografía, diagnosticó el crecimiento del nódulo por lo que había que realizar una cirugía, para realizar la biopsia y saber si los nódulos eran cancerígenos o no. Fue todo un proceso, pues estar con la incertidumbre de saber si tienes o no cáncer ya es como para preocuparse. Y no sin antes pasar por todos los diagnósticos médicos posibles, al parecer mi caso era novedoso, pues por mi edad y el tamaño del nódulo, tanto así que me examinaron montón de veces, así como también al parecer fui rata de laboratorio, pues un día  que fui a la hora, el doctor, me dijo que me recostara sobre la camilla, y en un abrir y cerrar de ojos, había una extensa fila de médicos o aspirantes que me pasaban a examinar la teta, palpar, sentir la tremenda protuberancia que había aumentado.

En ese tiempo ya era asalariada, y trabajaba de cajera, atendiendo público, y ahí para mí la situación fue bien compleja, pues a ratos me venía la picazón de la teta, obviamente no me podía rascar ahí delante de la clientela, para pedir permiso para ir al baño en hora de trabajo, se hacía por turnos, a veces había que esperar a 2 cajeras que volvieran a su puesto de trabajo para poder recién ir al baño, situación desfavorable para controlar esa picazón infernal, entonces, prefería agacharme en la caja y rascarme como loca, a la gente le parecía bastante extraño me imagino, y las personas empezaban a presionar, ¡ ya y donde está la cajera!, no nos puede dejar aquí haciendo la fila! Y yo ahí abajo, rascándome y rascándome, era insoportable la comezón, entonces, tenía que rascarme un poco y continuar con la mecánica- Buen día, acumula puntos, deme su rut, y marcaba las cosas con una pistola, ahora pienso trabajaba con una pistola todos los días, claro, sí, pero de marcar códigos, jajajaja. Bueno, en medio de toda esa rutina todos los días (Buenos días, acumula puntos, buenas tardes, gracias x su compra, aproveche de llevar este chocolate en oferta, ganábamos premios por ello, entonces había ahí que ofrecerle a la clientela, mientras disimuladamente, me rascaba la teta)

Y esto nada que ver con el relato de la teta, pero como trabajé de cajera, qué manera la gente de ser choriza con los trabajadores, se daba en tal caso, que yo sé que es latoso, ¿dona el peso? Y claro, te reclaman a ti, como si los pesos fuesen pa una, era algo que sí o sí tenía que preguntar, pues sino el peso me lo descontaban a mí pues, si los ricos no pierden, las cajeras tenían que reponer el peso restante, descontado de tu sueldo, y ahí una tener que estar recibiendo toda esa verdad que te replica la gente, el peso y pa donde se va el peso, quiero mi peso, ladrones, sinvergüenzas. Un día pasó un Punk, le pregunté por el peso, obvio, y me respondió así  y qué a ¿acaso me lo vay a robar? Ahí mismo le respondí – seguramente, me quedo con tu peso yo po, anda a reclamar al mesón y hablar con el gerente pa ver donde se van los pesos po weón! Sii me dio la indiá igual, que se cree la gente, en realidad siempre me daba la indiá, jajajajaj. Pero igual hay gente muy cariñosa y amable, Aunque una vez, enfrenté a un cuentero, estos que te hacen el cuento del tío en la caja, y que andan de super en super observando quienes son cajeras nuevas pa hacerle el manso cuento, que una al final perdía 10 o 20 mil pesos con sus trucos y simpatía, y éste señor, me la había hecho una vez, Señorita buen día,  ¿ señora o señorita? me dijo- Mientras yo pensaba, donde he visto a este viejo, yo lo he visto, dónde, su rostro me parecía familiar, sus gestos, y paff, recordé que había pasado antes y como se dice,  me había embolinado la perdiz, con 20 lucas me cagó, ¡20 lucas menos de mi miserable sueldo! Y pensé este viejo me la quiere hacer de nuevo, mi memoria fue certera, aunque se había cambiado el peinado y afeitado. Entonces empieza ahí a hacerse el simpático, y antes de cerrar la gaveta, me dice señorita linda cámbieme estos billetes a ud, le sirven de a mil, tome aquí tiene 10, y solo me muestra otros diez, para que yo le pase 20 mil, todo muy rápidamente, tienen habilidad, ve que son profesionales del cuento del tío. ¡Y ahí mismo, cerré mi gaveta y le dije – ¡Y voh,  viejo de mierda, creí que me vay a cuentear de nuevo!!!- y se fue, avergonzado, dejó las cosas que compraba

Y bueno, hasta que llegó el momento de la cirugía, anestesia, vi a las enfermeras desvanecerse y no recuerdo más, pero antes de eso, estuve hospitalizada 15 días, 15 eternos días, con mujeres con cáncer terminal, mujeres mayores, luchando con la vida, con la muerte, la que dormía frente mío,  falleció la tarde que me hospitalicé, esa noche, al lado mío, una abuelita de Radal, al otro lado Ema con una infección de una mastitis acumulada por más de 40 años, se le estaba saliendo el pus por las mamas…

El hospital aún no estaba remodelado, había camillas con literas, en total, éramos 16 hospitalizadas en una pieza.  la abuela de la camilla de al lado, era la mayor de tres hermanas, todas con cáncer, quimioterapias aplicadas ya muchas veces. Hartos casos graves, más allá una mujer, Carmen de unos 45 años, se resistía a perder una mama, rechazó la cirugía, ¡bajo su responsabilidad!, le dijeron, rechazó la cirugía ante la presión de toda su familia, a ella le encantaba viajar, soñaba con volver a hacerlo, me contaba de sus viajes y planes,  tenía hijas en ese entonces de mi edad, con ella conversamos mucho, todo esto la tenía muy mal, su religión era la católica, por lo que todos los días iba a la capilla del hospital y yo para salir un rato, la acompañaba, a nosotras nos dejaban salir, los otros casos eran aún más complejos, es que por las noches los dolores se hacían presente, quince días conviviendo con mujeres a las cuales rondaba la muerte, es fuerte. Lo entretenido era verlas peinarse, maquillarse, algunas con sus pelucas porque las quimios te dejan sin cabello. Por otro lado, como conversaba harto con Carmen, sus hijas me pidieron que intercediera para convencerla de que se operase, pero díganme ustedes qué incidencia iba a tener yo, si ella ya lo tenía decidido y no firmó la autorización para realizarse la cirugía. Con el pasar del tiempo, nos hemos encontrado por ahí en la calle, nos abrazamos bien fuerte, le había ganado la lucha al cáncer. Bueno estuve esos 15 días y más, luego de la cirugía, desperté en sala de recuperación con una mujer al lado, gritando porque estaba amarrada, quería ver si le habían extirpado los senos y no podía ver, en su desesperación también caí yo, con la misma paranoia, ya que también estaba con las muñecas atadas a la camilla.  Luego me trasladaron nuevamente a la camilla. Lo más terrible de todo fueron las curaciones, ya que la enfermera me tenía que apretar la mama,  para que no quedasen restos de nada,  llegué a gritar de los dolores, ver mucha sangre salir de mi seno es desagradable, me extirparon dos nódulos que estaban creciendo pegados juntos, me quedó un nódulo, ya que extirparon los más grandes y dependía del resultado de la biopsia, para extirparme el más pequeño, los nódulos eran benignos, y me quedó una cicatriz de unos 7 centímetros aproximadamente… el otro nódulo desapareció con el tiempo. Muchas mujeres padecemos estas dolencias, principalmente porque nuestros senos son nuestro primordial escudo protector porque van delante de nosotras, todo recae en ellos, todo lo externo, con esto me refiero a preocupaciones, malos tratos, entre otros. Aprendí  de las mujeres que padecían cáncer, su coraje para enfrentar la vida o no vida, vivir sobre todo vivir cada momento como el ultimo, pues ellas asumen que la muerte es una realidad cercana, vivir sabiendo aquello es fuerte, aun sabiendo que nadie tiene la vida asegurada, es un hecho natural, la muerte, parte de nosotros, pero saber que tu cuerpo no pueda resistir más quimios, tener la certeza de aquello y aun así tener la capacidad de sonreír, soñar, querer vivir,  es lo que admiré en ellas . Aprendí lo importante que es el humor para la vida y para lidiar con estos dolores. Es importante monitorearnos, cuidarnos y, sobre todo, querernos, querernos mucho.