Hilando viene,
Hilando va,
Sueños al amanecer,
Mujer cansada,
Que no descansa…
Rosa roja
Rosa blanca,
Rosa España
Se llama mi ñaña,
Que vive allá en Niágara,
Rosa por lo amorosa,
España por la desgracia
De la arrogancia
Wingka, escoria,
Que quiso borrar la historia,
Pero no pudo con la memoria
Ni de los abuelos, ni de la
Ñaña Rosa,
ni de muchas otras.
Se levanta de madrugada,
a atender a los animales,
el caballo, los chanchos,
las vacas, las ovejas,
los gansos,
los pavos, las gallinas,
la chancha con cría…
Y luego lo de la casa,
La leña, el fuego,
El gato,
El azúcar y la hierba…
Y la Soledad,
La Soledad va a acompañarla…
Hilando viene,
Hilando va,
Sueños al amanecer,
Mujer cansada
Que no descansa…
Mi ñaña Rosa
Que viaja,
Un poco menos de lo que trabaja…
Pa los zapatos,
Pa vestir a las nietas,
Pal Gijatun,
Pal aguardiente
Que saborean
todas las mañanas
los dueños y las dueñas
de su tierra, en el Jejipun.
Cuando está
en frente de su wixal,
hace un trato
con las arañas
si ella termina
antes que ellas en el telar,
tendrán que ayudarla
a hilar,
Si ella pierde,
tendrá que servirles
Mate, por las mañanas.
Mi ñaña Rosa
No se cansa
y no descansa,
ni de trabajar,
ni de conversar
con las arañas…
Después, hay que ir
a Pelequen, a Yumbel,
y a todos los santos,
no a la manda
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