Sentir
estremecer mi cuerpo,
ni de frío ni de calor,
ni de hambre ni de sed,
ni de ningún tipo de exageración…
La luna que acaricia un poco más allá
de mi piel,
sus manos son sus manos.
me envuelve y desenvuelve,
me busca y me encuentra,
me ata y me desata,
juega.
Un cosquilleo,
un aliento profundo,
quedándose en mi pecho
y esparciéndose lentamente
por mis hombros,
como la sombra de una nube,
como el agua derramada,
como el fuego que avanza,
como la impetuosa llovizna.
Extraña sensación,
más profunda la intuición
de sentirme mujer-luna
de olfatear buenos augurios
de mi sangre roja oscura
de mi boca indecente,
de mi espíritu fuerte
de mi equilibrada desmesura.
Sentirme mujer luna
es lo más parecido
a mi reflejo,
es lo más apropiado
a éste tiempo
lleno de esperanzas
de encuentros agradables
con mi esencia.
Resistencia.
Klaura 15/10/2015