La mujer
pájaro.
Un día común y corriente, pasaba y pasaba la
gente… mientras tanto, un par de ojos negros escondidos y atentos, esperaban el
pasar del desgraciado. El desgraciado, un hombre que le ha robado sus animales,
la vaca paría, el arado, el caballo, los chanchos, las ovejas y la yunta de
bueyes. Todo lo que tenía fue arrebatado por este hombre codicioso. Ahora ¿Porqué ella tenía la certeza de que este hombre era el ladrón? Lo habían visto, hasta en
los sueños, ella y todas sus piedras. Lo
que este hombre no sabía que aquélla mujer anciana, solitaria y sin más riqueza
que sus animalitos arrebatados, conocía los oficios que lo llevarían,
directamente, a la muerte.
Lo que este hombre no sabía que había
desperdiciado su fama de ladrón en manos de una mujer poderosa, ¿de qué le
serviría todo lo mal adquirido, si todo lo mal adquirido ya tenía dueña?
Entonces, aquél día común y corriente, que pasó
por el camino, aquellos ojos negros salieron de su escondite y en una bolsa de
nylon color celeste, previo a ruegos y con la mano izquierda, amontonó la
huella del rastro de este hombre arrogante con un palo, muy cuidadosamente…
Una vez arrebatado el rastro, lo llevó al cementerio, un día en que estos seres, prefieren salir volando, un día viernes. Se comenta que ven a un ave con una bolsa de nylon color celeste, colgando de su pico, que, llegando al cementerio, envuelta de pieles negras, la mujer anciana y pájaro, expande sus alas y sus brazos se extienden y entre ruegos y bailes, sin saber con claridad si quien danza es una mujer o es el ave, mezcla la tierra, la del rastro del hombre, con la tierra del cementerio, ( Siga leyéndose en voz cada vez más baja) mezcla la tierra, la del rastro del hombre, con la tierra de cementerio, las del rastro del hombre con la tierra del cementerio, de pronto pasa un ventarrón y la mujer pájaro vuela, no sin antes lanzar un grito. ( Imagina el grito de la mujer pájaro y grítalo)