Algo extraño sucedía, una teta no podía ser más
grande que la otra, pero sí, así mismo fue, la teta izquierda era más voluptuosa
y por tanto más pesada, y es que día a día se iba desarrollando una dureza, un
poroto, una piedra, no lo sé, una pelota, un algo, no le tomé mucha
importancia… No tenía ningún malestar, me
picaba y me picaba y me rascaba la teta desesperadamente ya que la comezón
siempre fue intensa.
La experiencia de haber llevado nódulos en mi
cuerpo y estar propenso a ello, me he decidido a escribirlo, porque en este
momento me pica la teta, la izkierda.
Es probable que esto que escriba a nadie deba
importarle, pues me da un poco igual, de todas maneras, lo escribiré, talvez
para ser comentado en mis próximos Stan Up Comedy allá en mis sueños, quizás si
quizás no. Quien sabe y quien no sabe.
Me pica la teta izkierda, desde que tengo 17
años, una situación incómoda, pues es difícil no reaccionar ante una
insoportable picazón mamaria interna. A los 21 años y de acuerdo a los
controles, el médico tocó la mama y revisó la ficha, después de una ecotomamografía,
diagnosticó el crecimiento del nódulo por lo que había que realizar una
cirugía, para realizar la biopsia y saber si los nódulos eran cancerígenos o
no. Fue todo un proceso, pues estar con la incertidumbre de saber si tienes o
no cáncer ya es como para preocuparse. Y no sin antes pasar por todos los
diagnósticos médicos posibles, al parecer mi caso era novedoso, pues por mi
edad y el tamaño del nódulo, tanto así que me examinaron montón de veces, así
como también al parecer fui rata de laboratorio, pues un día que fui a la hora, el doctor, me dijo que me
recostara sobre la camilla, y en un abrir y cerrar de ojos, había una extensa
fila de médicos o aspirantes que me pasaban a examinar la teta, palpar, sentir
la tremenda protuberancia que había aumentado.
En ese tiempo ya era asalariada, y trabajaba de
cajera, atendiendo público, y ahí para mí la situación fue bien compleja, pues
a ratos me venía la picazón de la teta, obviamente no me podía rascar ahí
delante de la clientela, para pedir permiso para ir al baño en hora de trabajo,
se hacía por turnos, a veces había que esperar a 2 cajeras que volvieran a su
puesto de trabajo para poder recién ir al baño, situación desfavorable para
controlar esa picazón infernal, entonces, prefería agacharme en la caja y rascarme
como loca, a la gente le parecía bastante extraño me imagino, y las personas
empezaban a presionar, ¡ ya y donde está la cajera!, no nos puede dejar aquí
haciendo la fila! Y yo ahí abajo, rascándome y rascándome, era insoportable la
comezón, entonces, tenía que rascarme un poco y continuar con la mecánica- Buen
día, acumula puntos, deme su rut, y marcaba las cosas con una pistola, ahora
pienso trabajaba con una pistola todos los días, claro, sí, pero de marcar
códigos, jajajaja. Bueno, en medio de toda esa rutina todos los días (Buenos
días, acumula puntos, buenas tardes, gracias x su compra, aproveche de llevar
este chocolate en oferta, ganábamos premios por ello, entonces había ahí que
ofrecerle a la clientela, mientras disimuladamente, me rascaba la teta)
Y esto nada que ver con el relato de la teta,
pero como trabajé de cajera, qué manera la gente de ser choriza con los
trabajadores, se daba en tal caso, que yo sé que es latoso, ¿dona el peso? Y
claro, te reclaman a ti, como si los pesos fuesen pa una, era algo que sí o sí
tenía que preguntar, pues sino el peso me lo descontaban a mí pues, si los
ricos no pierden, las cajeras tenían que reponer el peso restante, descontado
de tu sueldo, y ahí una tener que estar recibiendo toda esa verdad que te
replica la gente, el peso y pa donde se va el peso, quiero mi peso, ladrones,
sinvergüenzas. Un día pasó un Punk, le pregunté por el peso, obvio, y me
respondió así y qué a ¿acaso me lo vay a
robar? Ahí mismo le respondí – seguramente, me quedo con tu peso yo po, anda a
reclamar al mesón y hablar con el gerente pa ver donde se van los pesos po
weón! Sii me dio la indiá igual, que se cree la gente, en realidad siempre me
daba la indiá, jajajajaj. Pero igual hay gente muy cariñosa y amable, Aunque una
vez, enfrenté a un cuentero, estos que te hacen el cuento del tío en la caja, y
que andan de super en super observando quienes son cajeras nuevas pa hacerle el
manso cuento, que una al final perdía 10 o 20 mil pesos con sus trucos y
simpatía, y éste señor, me la había hecho una vez, Señorita buen día, ¿ señora o señorita? me dijo- Mientras yo
pensaba, donde he visto a este viejo, yo lo he visto, dónde, su rostro me
parecía familiar, sus gestos, y paff, recordé que había pasado antes y como se
dice, me había embolinado la perdiz, con
20 lucas me cagó, ¡20 lucas menos de mi miserable sueldo! Y pensé este viejo me
la quiere hacer de nuevo, mi memoria fue certera, aunque se había cambiado el
peinado y afeitado. Entonces empieza ahí a hacerse el simpático, y antes de
cerrar la gaveta, me dice señorita linda cámbieme estos billetes a ud, le
sirven de a mil, tome aquí tiene 10, y solo me muestra otros diez, para que yo
le pase 20 mil, todo muy rápidamente, tienen habilidad, ve que son
profesionales del cuento del tío. ¡Y ahí mismo, cerré mi gaveta y le dije – ¡Y
voh, viejo de mierda, creí que me vay a
cuentear de nuevo!!!- y se fue, avergonzado, dejó las cosas que compraba
Y bueno, hasta que llegó el momento de la
cirugía, anestesia, vi a las enfermeras desvanecerse y no recuerdo más, pero
antes de eso, estuve hospitalizada 15 días, 15 eternos días, con mujeres con
cáncer terminal, mujeres mayores, luchando con la vida, con la muerte, la que
dormía frente mío, falleció la tarde que
me hospitalicé, esa noche, al lado mío, una abuelita de Radal, al otro lado Ema
con una infección de una mastitis acumulada por más de 40 años, se le estaba
saliendo el pus por las mamas…
El hospital aún no estaba remodelado, había
camillas con literas, en total, éramos 16 hospitalizadas en una pieza. la abuela de la camilla de al lado, era la
mayor de tres hermanas, todas con cáncer, quimioterapias aplicadas ya muchas
veces. Hartos casos graves, más allá una mujer, Carmen de unos 45 años, se
resistía a perder una mama, rechazó la cirugía, ¡bajo su responsabilidad!, le
dijeron, rechazó la cirugía ante la presión de toda su familia, a ella le
encantaba viajar, soñaba con volver a hacerlo, me contaba de sus viajes y
planes, tenía hijas en ese entonces de
mi edad, con ella conversamos mucho, todo esto la tenía muy mal, su religión
era la católica, por lo que todos los días iba a la capilla del hospital y yo
para salir un rato, la acompañaba, a nosotras nos dejaban salir, los otros
casos eran aún más complejos, es que por las noches los dolores se hacían
presente, quince días conviviendo con mujeres a las cuales rondaba la muerte,
es fuerte. Lo entretenido era verlas peinarse, maquillarse, algunas con sus
pelucas porque las quimios te dejan sin cabello. Por otro lado, como conversaba
harto con Carmen, sus hijas me pidieron que intercediera para convencerla de
que se operase, pero díganme ustedes qué incidencia iba a tener yo, si ella ya
lo tenía decidido y no firmó la autorización para realizarse la cirugía. Con el
pasar del tiempo, nos hemos encontrado por ahí en la calle, nos abrazamos bien
fuerte, le había ganado la lucha al cáncer. Bueno estuve esos 15 días y más,
luego de la cirugía, desperté en sala de recuperación con una mujer al lado,
gritando porque estaba amarrada, quería ver si le habían extirpado los senos y
no podía ver, en su desesperación también caí yo, con la misma paranoia, ya que
también estaba con las muñecas atadas a la camilla. Luego me trasladaron nuevamente a la camilla.
Lo más terrible de todo fueron las curaciones, ya que la enfermera me tenía que
apretar la mama, para que no quedasen
restos de nada, llegué a gritar de los
dolores, ver mucha sangre salir de mi seno es desagradable, me extirparon dos
nódulos que estaban creciendo pegados juntos, me quedó un nódulo, ya que extirparon
los más grandes y dependía del resultado de la biopsia, para extirparme el más
pequeño, los nódulos eran benignos, y me quedó una cicatriz de unos 7
centímetros aproximadamente… el otro nódulo desapareció con el tiempo. Muchas
mujeres padecemos estas dolencias, principalmente porque nuestros senos son
nuestro primordial escudo protector porque van delante de nosotras, todo recae
en ellos, todo lo externo, con esto me refiero a preocupaciones, malos tratos,
entre otros. Aprendí de las mujeres que padecían
cáncer, su coraje para enfrentar la vida o no vida, vivir sobre todo vivir cada
momento como el ultimo, pues ellas asumen que la muerte es una realidad
cercana, vivir sabiendo aquello es fuerte, aun sabiendo que nadie tiene la vida
asegurada, es un hecho natural, la muerte, parte de nosotros, pero saber que tu
cuerpo no pueda resistir más quimios, tener la certeza de aquello y aun así
tener la capacidad de sonreír, soñar, querer vivir, es lo que admiré en ellas . Aprendí lo
importante que es el humor para la vida y para lidiar con estos dolores. Es importante
monitorearnos, cuidarnos y, sobre todo, querernos, querernos mucho.